miércoles, 26 de octubre de 2011

Jaroslav Seifert (Paraíso perdido)






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(Praga, 1901- Praga, 1986)

Poeta y periodista checo, recibió el Premio Nobel de Literatura en 1984 por una producción poética que, dotada de gran frescura, sensualidad y variada imaginación, ofrece una imagen liberada del espíritu indomable y la versatilidad del hombre.






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El antiguo cementerio judío
es como un ramo de flores de piedra gris
pisado por el tiempo.
Anduve sin rumbo entre las tumbas
y pensé en mi madre.
Solía leer la Biblia.

Las letras en dos columnas
manaban delante de sus ojos
como la sangre de la herida.
La lámpara chisporroteaba y dejaba ir el humo,
y mi madre cogía las gafas.
De vez en cuando tenía que soplar, apagarla
y enderezar la mecha candente
con una horquilla.

Sin embargo, cuando cerraba los cansados ojos,
soñaba en el paraíso
de antes que Dios lo poblara
de querubines armados.
Con frecuencia se dormía y el libro
se deslizaba de su regazo.

Yo era todavía joven
cuando descubrí en el antiguo testamento
arrobados versos de amor,
y ansiosamente buscaba los pasajes
donde se hablaba de incesto.
Entonces no sospechaba
cuánta ternura se esconde en los nombres
de las mujeres del Antiguo Testamento.

Afa es Adorno, Orfa
es Cierva,
Naama es Dulce
y Míkol, Arroyuelo.

Abigail, es Fuente de consuelo.
Pero cuando recuerdo
qué indefensos mirábamos
arrastrar a los judíos
y a sus niños que lloraban,
todavía me estremezco de horror,
corre el frío por mi espalda.

Jemina es Paloma y Tamar
Palmera
Tersa es Graciosa
y Zelfa es Gota.
¡ Dios mío, qué belleza!

Así que el infierno estaba aquí
y a pesar de ello, nadie tuvo el valor
de arrancar el arma de las manos asesinas,
¡como si de humanidad
nadie tuviera ni pizca!

El nombre Jahel significa
Dios es poderoso.
Pero su ceñudo dios
miraba tras los alambres de púas
sin mover un dedo.

Dalila es Deliciosa
y Raquel Ovejita
Débora, Abeja
y Ester, Estrella clara.

Apenas volví del cementerio
el atardecer de Junio con sus perfumes
se apoyó en las ventanas.
Pero, desde el silencio de las tierras lejanas
de vez en cuando retumbaba
¡la guerra futura!
No hay tiempo sin crimen.

Había olvidado sin embargo:
Rode es Rosa.
Y esa flor es, tal vez, lo único
que en el mundo ha quedado
del paraíso pasado.

Traducción Clara Janés

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